Es común que familias, grupos de amigos, relacionados y personas de manera individual, decidan ir a explorar otras ciudades y territorios dentro de la República Dominicana cuando hay fines de semana largos o días de asueto, que les permiten poder desplazarse a esos lugares, sin tener la premura del tiempo de tener que regresar al otro día y quedarse con todas las ganas de disfrutar de las playas, balnearios, vida nocturna, montañas, climas fríos y otras características.
Sin embargo, una vez cada uno de esos grupos empieza a tomar las carreteras, se dan cuenta del grave peligro que representa el transitar por las mismas, no importa la hora ni el día que decidas emprender un viaje y utilizar una de las carreteras que conducen a los diferentes destinos turísticos y no turísticos que están comprendidos en el territorio dominicano.
El tema no es simplemente que el al ir conduciendo un vehículo de motor por una de las carreteras en la República Dominicana te puedas encontrar con desperfectos producto de lluvias o un mal mantenimiento a tiempo de la misma, sino que va mucho más allá, porque lo que se vive al conducir por una carretera como la Autopista Duarte, te encuentras con faltas graves de señalización, conducción temeraria por parte de todos los choferes de camiones y patanas, que manejan sin distinción de carril, haciendo rebases a altas velocidades y compitiendo con los otros y también con las guaguas de transporte público.
Pero también la falta de señales se muestra más evidente si por casualidad decidiste transitar o conducir tu vehículo de camino hacia tu destino en horas de la noche, porque se hace prácticamente imposible de poder distinguir la carretera de los espacios que no corresponden a esta, provocando cientos de accidentes casi inevitables, porque no importa la velocidad en que vayas conduciendo el vehículo, no estás exento de ser víctima de un accidente lamentable.
Y uno de los aspectos que pudieran controlar por lo menos los excesos de velocidad y el que los camioneros respeten ir por el carril derecho, que es el que les corresponde, es la falta de vigilancia por parte de los encargados de esta tarea, pues durante el día hay pocos, pero llega un momento en que no hay nadie en ningún punto del trayecto en el que te vas desplazando, lo que te deja o deja a muchos conductores, familias y grupos que transitan, totalmente desprotegidos, por eso la denominación de carreteras de la muerte.