El béisbol es una pasión indescriptible, porque provoca diferentes reacciones en las personas, pues vemos lo radiante de felicidad cuando el equipo por el que simpatizas se encuentra en una racha positiva y está realizando todo de manera correcta, y por el contrario, podemos ver las caras de tristeza cuando ocurre todo lo contrario y las discusiones que se forman en uno u otro tema relacionado con el mismo.
Algo curioso y que se presenta no sólo en el béisbol, aunque los cronistas que se presentan más como fanáticos que lo primero, dicen que este deporte es diferente a todos los demás, porque no necesariamente el mejor equipo o el conjunto que posea el mejor plantel, llega a ganar el campeonato, esto lo estamos viendo recientemente con las series semi finales de la MLB, donde equipos que parecían invencibles como los Dodgers de Los Angeles, con más de 100 victorias acumuladas en la temporada regular, resultaron vencidos ante un equipo como Los Padres de San Diego, que a pesar de que hicieron una fuerte inversión en nuevos y buenos jugadores, no contaron con la calidad ni el desempeño de los primeros, sin embargo, estos últimos pudieron ganarle la serie y pasar a una siguiente ronda.
Pero no sólo en el béisbol ocurre esto, también en otros deportes por igual, eso lo hemos visto en muchas ocasiones, donde no siempre el mejor equipo se queda con el título. Y es algo que ocurre de manera cotidiana, no siempre el que es mejor resulta el ganador o el que verdaderamente coloca los números. Hay cientos de ejemplos donde se ha establecido que una persona, ya sea deportista, cantante, arquitecto, ingeniero, abogado, se tilda como mejor que otro, pero quien ostenta mejores logros es otro, al cual se le cataloga como no muy bueno, pero que realiza las acciones en el momento y espacio correcto, es decir, que cuenta con mayor precisión para la toma de decisiones y un enfoque mucho más específico y certero.
En el ámbito artístico sucede con inusitada frecuencia, pues vemos a bandos encontrados de fanáticos de artistas donde unos muestran de manera fehaciente que por el que propugnan es el mejor, sin embargo, los del otro bando ripostan con enrostrar los logros obtenidos, ya sea en metálicos, premios, durabilidad de la carrera, más prestigio, en fin, que cada uno defiende su parecer.
En el caso de empresas y empleados o personas que trabajan en diferentes áreas, se ve también como se indica o se dimensionan a personas porque se consideran son muy buenos en las tareas que realizan, sin embargo, los números no muestran esa percepción, sino que por el contrario, cuando se analizan las estadísticas, pues se pone de manifiesto que aquel al cual no se alude mucho ni se menciona, muestra mejores números y resultados positivos que aquel al cual los lauros lo apabullan.
Volviendo al béisbol, son muchos los que intentan denostar las nuevas métricas que son utilizadas por los llamados (sabermétricos) esto porque se apoyan en estadísticas de última generación, que se enfocan más que en todo, en resultados tangibles y que benefician a sus equipos y hacía los logros de manera muy específica y esto viene porque jugadores que se consideraban como muy buenos, luego de que se miden con las métricas recientes, resultan que su calidad no era tal, sino que caen dentro del renglón de buenos, pero no excelentes y otros considerados no muy buenos, resulta que acogiéndose a dichas métricas, resultan con un mucho mejor desempeño.
Esto pasa en todos los ámbitos, y las personas se ven expuestas y comparadas con otras, y en muchos de los casos sucede lo mismo, para una gran parte por un tema tal vez de visibilidad o enfoque, entienden o consideran que una persona o profesional es mejor que otra, pero no porque se hayan detenido a analizar de manera específica el desempeño de uno o de otro, sino por pura percepción, pero en estos tiempos donde las mediciones se pueden realizar de manera exhaustiva y con mejor margen de error, al realizar estas, pues termina resultando que aquellos que se consideraban buenos, no eran tales, sino que por percepción, manejo y otros atributos, resultaban agraciados con la bondad de los evaluadores.